24 de junio de 2012

DISCURSO DE GRADUACIÓN DIRIGIDO A LOS ALUMNOS DE LA PROMOCIÓN DE SECUNDARIA 2012

IES "Arzobispo Lozano"
21/06/2012


Hoy es un día muy especial para vosotros, los alumnos, un día que entrará a formar parte de los recuerdos que tenéis de todo lo vivido en la etapa de Secundaria. ¿Recordáis el primer día en el instituto cuando teníais doce años, las disputas en clase por salir a la pizarra o las carreras contrarreloj en las gymkhanas? Pues el momento que ahora estáis viviendo se sumará a todas esas experiencias y espero que no lo olvidéis nunca.

Hoy vais a recibir la recompensa a vuestro esfuerzo y dedicación en estos cuatro años, durante los cuales no sólo habéis sido alumnos y compañeros, sino también periodistas, matemáticos, escritores o artistas.
Y mientras tanto, vuestros padres y profesores os hemos visto crecer y aprender. Seguiréis creciendo casi sin daros cuenta, y aunque la situación actual sea difícil, no debéis dejar de aprender, porque la educación le da al ser humano la capacidad para alcanzar sus sueños.

Los alumnos que hoy obtenéis el título de Secundaria os caracterizáis por la creatividad, el entusiasmo y el espíritu cooperativo. Habéis participado en todo lo que os proponíamos, ya fueran semanas culturales, actividades solidarias o concursos, ganando muchos de ellos. Habéis sacrificado horas de vuestro tiempo libre para realizar tareas cuya única recompensa era la satisfacción personal. Seguid desarrollando vuestro talento creativo y manteniendo el entusiasmo en todo aquello que emprendáis, pues os ayudará mucho en vuestro camino.

A lo largo de estos últimos años, puede que muchos de vosotros os hayáis sentido desmotivados o frustrados ante la dificultad para superar una asignatura, o incluso un curso. Puede que hayáis tenido la impresión de que los contenidos que debíais aprender no tenían interés ni relación con vuestra propia vida. No os rindáis si alguna vez os habéis sentido así. Recordad al filósofo Aristóteles, que en su adolescencia tuvo experiencias similares, pero pronto descubrió la riqueza que le da al ser humano la cultura, abarcando en sus estudios todos los campos del saber y marcando con su labor el rumbo del pensamiento y la ciencia de Occidente. Vosotros, como él, podéis alcanzar todas vuestras metas si os esforzáis. 

Así pues, os animamos a continuar aprendiendo y a hacerlo de diversas maneras, utilizando la gran variedad de recursos que nos ofrece el mundo en que vivimos.

Os animamos a creer en la magia; no en la magia negra ni en la magia blanca, que no existen, sino en la magia del negro sobre el blanco. ¿Sabéis qué magia es ésa? Pues no es otra que la de la escritura y la lectura. De ellas emergen mundos antiguos y mundos nuevos, historias, personajes, poemas, fórmulas y ecuaciones. Ya lo dice Próspero, el personaje de William Shakespeare, en La tempestad: “Mis libros son mi ducado”. Y tiene razón, porque los libros son el espíritu de los demás educando al nuestro, y la educación el bien más valioso que podemos recibir.

Asimismo, os animamos a viajar, no sólo para aprender idiomas, sino también para conocer las tradiciones y costumbres de otros pueblos, lo que os ayudará a liberaros de vuestros prejuicios, o para contemplar lo que habéis estudiado en los libros y emocionaros ante una catedral o un paisaje.

Os animamos a observar el mundo que os rodea, y a escuchar, respetando las opiniones ajenas, formando las propias, y reflexionando con espíritu crítico, para así aprender a tomar decisiones por vosotros mismos, sin ceder a manipulaciones.

Os animamos, en definitiva, a que os forméis, dentro de las aulas y fuera de ellas, porque la labor más bella y útil de la cultura es enriquecer nuestras vidas y ayudar a conocernos mejor.

Y, sobre todo, esperamos que seáis buenas personas. Haced caso del secreto que le revela el zorro al Principito: “No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”.

Por último, quiero dirigirme a los padres y a las madres de estos alumnos que hoy se gradúan. A estas madres y a estos padres, que habéis tomado las lecciones a vuestros hijos, que habéis sufrido los días de exámenes, o buscado un hueco en vuestra jornada para venir a hablar con los profesores. A estas madres y a estos padres os pedimos que sigáis inculcando a vuestros hijos el valor del esfuerzo y de la constancia en el trabajo. Y os damos las gracias por creer en el valor de educar.

Para terminar, recordaré el título de un poema de Gabriel Celaya: “La poesía es un arma cargada de futuro”. Con permiso del poeta cambiaré la palabra “poesía” por “educación” y os diré: la educación es un arma cargada de futuro. El vuestro. Enhorabuena a todos.