16 de mayo de 2013

POESÍA Y NATURALEZA



La editorial murciana Tres Fronteras está llevando a cabo una labor a la que los lectores estaremos eternamente agradecidos. No solo se ocupa de publicar obras de escritores murcianos, dando a conocer el gran talento literario que hay en nuestra Región, sino que además se acuerda de autores excelsos que apenas han trascendido en nuestro país y cuyos libros son difíciles de encontrar.

Y así ha hecho con la escritora inglesa Kathleen Raine (1908-2003), editando una antología bilingüe de sus poemas, con el título Poesía y Naturaleza. La selección ha sido realizada por Adolfo Gómez Tomé, quien también se ha encargado de la traducción y del prólogo. Y el resultado es un poemario que lo tiene todo: una recopilación que nos permite, en unas cien páginas, conocer la trayectoria y evolución de esta autora; una introducción en la que se desvelan aspectos de su biografía y de su modo de entender la realidad y la creación poética, los cuales nos ayudan a  interpretar su obra; y una traducción en la que no se pierde el espíritu y sensibilidad de los versos en su lengua original, algo realmente difícil de conseguir, especialmente en el género lírico.




Como señala Gómez Tomé, Kathleen Raine mantuvo siempre su propia voz, alejándose de las corrientes de la poesía europea moderna e inclinándose por la búsqueda de la trascendencia. Su concepción filosófico-religiosa estaba influida por las ideas platónicas y el misticismo, considerando que a través de la imaginación se puede percibir el mundo superior, del mismo modo que somos capaces de percibir el mundo sensible -la realidad  interior y exterior son una sola, el mundo en armonía con la imaginación-. Asimismo, profunda conocedora de la lírica romántica inglesa, la escritora refleja en sus poemas la influencia de la misma, especialmente la de su maestro William Blake.

Y lo curioso es que Raine no necesita artificios ni acudir a las grandes palabras abstractas para transmitirnos sus emociones y sus preocupaciones metafísicas, sino que lo hace empleando un lenguaje sencillo y partiendo de elementos cercanos. Una brizna de hierba, un ciervo, las nubes o los bosques se convierten en el medio a través del cual mostrar su visión del mundo.

Sus recuerdos de la infancia en el norte de Inglaterra, durante los años de la Primera Guerra Mundial (“Yermo”, “Mensaje desde casa”); su madre, que siempre la animó a escribir (“Reliquia familiar”, “Tu don fue la ociosidad”, “La hoja”); su admiración por la civilización oriental y su inquietud ante el devenir de la nuestra (“Himno milenario al dios Shiva”); su concepción de la naturaleza, que recorre la mayor parte de sus poemas… Todo ello en una breve obra que condensa el sentir de esta escritora.


He de vivir, he de morir,
soy la memoria de todo deseo,
soy las cenizas del mundo, y la llama del fuego.

 

2 comentarios:

Auroratris dijo...

La presentación tal y como tú la has hecho, incita a conocer a esa gran autora. No entiendo de poesía, pero sí sé lo que me gusta, y esos versos no son simples palabras.
Te felicito por introducirnos en la vida de esta mujer.
Un abrazo, amiga.

Ángela Gondo dijo...

Sabes que no soy lectora de poesía, pero en un mundo oscuro, plagado de desaliento y lleno de aristas, la belleza de las palabras se alza como la única bandera posible.

Gracias por dejarnos estas delicatessen literarias.