21 de agosto de 2015

CÁMARA DE ESCRITURA PARA DESOCUPADOS

Deambulando desde hace tiempo por el laberinto del No, me dispongo a ser simplemente copista.

      Robert Walser sabía que escribir que no se puede escribir, también es escribir. Y entre los muchos empleos de subalterno que tuvo dependiente de librería, secretario de abogado, empleado de banco, obrero en una fábrica de máquinas de coser, y finalmente mayordomo en un castillo de Silesia, Robert Walser se retiraba de vez en cuando, en Zurich, a la "Cámara de Escritura para Desocupados" (el nombre no puede ser más walseriano, pero es auténtico), y allí, sentado en un viejo taburete, al atardecer, a la pálida luz de un quinqué de petróleo, se servía de su agraciada caligrafía para trabajar de copista, para trabajar de "bartleby".

Bartleby y compañía
Enrique Vila-Matas

No hay comentarios: